Crónica de la final de Copa del equipo Cadete

El campo de la Albuera y un rival como la Gimnástica Segoviana, imbatido en liga, constituían el escenario perfecto para un partido épico en lo que parecía una lucha contra lo imposible. Pero el equipo había creído en la posibilidad de ganar, ya desde el domingo anterior en el que, antes de hablar del planteamiento del partido, los propios jugadores habían pedido entrenar tres días en lugar de dos, conscientes de que el reto era muy difícil, pero no imposible.

El terreno de juego estaba en condiciones inmejorables, en lo que ya de por sí era un gran premio para finalizar la temporada. La Gimnástica Segoviana partía como favorito, tras haber ganado la liga sin perder un solo encuentro, y tras haber goleado a nuestro equipo en el partido de vuelta, con un contundente 10-1 que ahora jugaba a nuestro favor, dado el diferente planteamiento de aquel partido y las circunstancias del mismo.
Nuestro equipo tenía la dificultad añadida de contar únicamente con doce jugadores para la final, teniendo que recurrir al equipo Infantil, contando así con la incorporación de Marcos para poder presentarnos con, al menos, dos cambios.


Más que en lo físico (pues el calor tampoco acompañaba), durante los entrenamientos de la semana nos centramos más en lo táctico. El planteamiento era claro: esperar a la Gimnástica Segoviana en la línea de medio campo, donde nuestros delanteros Armen y Adri deberían presionar a su línea defensiva de tres jugadores, evitando que pudieran conducir el balón y obligándoles a jugar en largo, ya que Luis tendría que cubrir al medio centro encargado de dar más salida de balón. En el centro del campo, el trabajo de Mateo y Yassin sería fundamental para evitar que los jugadores gimnásticos elaboraran el juego. Para ello contarían con la ayuda de Óscar, que en principio estaría libre de marcar y podría hacer las coberturas necesarias. La pareja de centrales no tendrían más remedio que marcar de forma individual, y muy de cerca, a sus dos delanteros, mientras que los laterales tendrían que dar algo más de distancia a los jugadores de banda rivales, para no perder la visión del contrario y evitar que éste les cogiera la espalda.
En ataque, nuestros delanteros deberían jugar en banda para abrir la defensa rival y facilitar espacios interiores, contando siempre con la ayuda de Óscar, que sería el jugador con mayor libertad para avanzar con el balón. Y sobre todo, trabajar mucho en equipo y no desesperarnos en ningún momento.
Con esta idea, trabajada durante la semana, antes del partido ya no había necesidad de más charlas tácticas, sino que la consigna era disfrutar de la final y luchar cada balón como si fuera el último, porque si lo hacíamos, tendríamos posibilidades de ganar.
El partido comenzó con la Gimnástica teniendo el balón. Sus centrales combinaban pero, con el centro del campo cubierto, muchas veces tenían que jugar en largo, y en esos balones nuestros defensas se mostraron siempre superiores.

El zarpazo de la Unión llegaría muy pronto, en el minuto 4, en un balón largo en el que Adri le gana la disputa al defensor gimnástico y, sin pensarlo, dispara a portería en lo que fue un tiro que sorprendió al portero (y en realidad a casi todos). La Unión se adelantaba para sorpresa de un equipo poco acostumbrado a ir por detrás en el marcador.

Quedaba todo un mundo, pero los nuestros conseguían lo más difícil, ser los primeros en marcar.
Cedimos el balón a la Gimnástica, en lo que era un dominio improductivo para los locales, que a pesar de tener el balón no lograban generar ocasiones gracias al esfuerzo colectivo de nuestros jugadores, empezando desde los propios delanteros, que hacían un gran trabajo para sujetar el avance gimnástico. Incluso fue la Unión quien dispondría de otra gran ocasión en la primera mitad, gracias a la carrera de Mateo, rompiendo la línea defensiva local para internarse en el área. Su centro no encontró un remate claro a portería. Llegaríamos así al final de la primera parte, con nuestro equipo consciente del titánico esfuerzo que nos esperaba en la segunda mitad, dada la extensión del campo, el calor y el escaso número de suplentes.
En la segunda mitad, la Unión continuó haciendo un extraordinario trabajo en defensa, y el partido continuó con un guion similar. La Gimnástica tenía el balón, pero cada vez cometía más errores a la hora de llegar a portería. El nerviosismo de los locales y el buen trabajo de nuestros jugadores al cubrir todos los espacios evitaban que la Gimnástica creara ocasiones de gol. Y nuestro equipo continuó teniendo alguna que otra oportunidad, como fue un gol anulado a Armen por un más que discutible fuera de juego, así como un tiro de Hugo y un disparo de Mateo que fue desviado por un defensa. Por el lado contrario, la Gimnástica dispondría de una clara ocasión en la que Josito desviaba el balón, evitando el empate.
En esta segunda mitad se nos lesionaban Yassin y Alex, dando entrada a Hugo y Marcos, que dieron continuidad al gran trabajo del equipo.
Finalmente, la Gimnástica no lograría marcar e incluso en los últimos momentos del partido el balón estuvo más tiempo en su campo. Con el pitido final llegaba el éxtasis para la Unión, en un partido en el que merece la pena destacar la actuación colectiva de nuestro equipo, y también la individual, ya que todos nuestros jugadores dispondrían de numerosos momentos de buenas actuaciones:
Josito: a pesar de ser un partido con muy pocas ocasiones, siempre estuvo bien situado. Se mostró seguro en cada salida y fue decisivo en una gran intervención en la que evitó el gol del empate.
Guille: superó a sus rivales en cada disputa, recuperando numerosos balones, anticipándose y sacando el balón por banda, ayudando también en ataque.
Bilal: defendió bien su banda, eligiendo el mejor momento para salir con el balón en conducción y desahogando el juego del equipo, mostrándose incansable en las disputas y cerrando los espacios.
Alex Martín: cortando las iniciativas locales de tirar a portería, cerrando cualquier espacio por el que pudieran tirar, incansable en la lucha contra los delanteros hasta el momento en el que tuvo que ser sustituido tras un gran esfuerzo.
Aitor: atento a todos los balones que pudieran superar nuestra línea defensiva, poderoso por alto y rápido en las coberturas, guiando a sus compañeros y animándoles para dar ese último esfuerzo que necesitaba el equipo.
Óscar: siempre atento a las coberturas en el centro del campo y en las ayudas en defensa, dando salida al equipo y luchando para cerrar cualquier espacio interno por el que la Gimnástica pudiera avanzar.
Yassin: en labores defensivas, incansable en el marcaje de uno de los jugadores rivales más peligrosos, trabajo que desempeñó a la perfección hasta el momento de su lesión. En ataque, siempre participativo para elaborar el juego y salir con el balón jugado.
Mateo: la resistencia llevada al máximo, con impredecibles cambios de ritmo con el balón, generando peligro con conducciones rapidísimas, ya fuera en el primer minuto o a punto de acabar el partido.
Luis: incansable en la anticipación, para frenar la creación de juego rival, y haciendo un gran trabajo defensivo al sustituir a Alex como central, persiguiendo al rival y robando el balón para evitar cualquier ocasión de gol.
Armen: generosísimo en el trabajo defensivo, sobre todo en una segunda mitad en la que, a pesar del esfuerzo acumulado, defendió cada balón que pudiera generar peligro por su banda. En ataque, siempre lanzando desmarques, como el del gol que le fue anulado.
Adri: potente en la arrancada, letal en la definición con un gol que sorprendió a todos. En defensa, siempre dispuesto a tapar cualquier espacio, a presionar hasta forzar el error del rival.
Hugo: continuó con el trabajo que había realizado Luis en esa posición. Recuperó balones y aseguró la posesión, dando continuidad a la jugada y colaborando activamente en ataque desde el primer momento.
Marcos: fuerte en la lucha por cada balón, ayudando a sus compañeros ya fuera en banda o por el centro, conectado al partido desde el primer instante, como un miembro más del equipo a pesar de haber subido del infantil.


Y para terminar esta última crónica, agradecer a todos los jugadores, tanto a los que estuvieron en la final como a los que no pudieron estar, esa lucha que han mostrado en una temporada que ha resultado complicada, por el interminable parón de la nieve y la plantilla ajustada que hemos tenido este año. Finalizamos así la temporada, con un título que premia el generoso esfuerzo de los chicos, viviendo una inolvidable mañana que nos da un gran impulso de cara al próximo año, eso sí, tras un merecido descanso para todos.

¡¡Enhorabuena chavales!!